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Para 2050, es probable que más del 40 % de la población mundial viva en cuencas fluviales sometidas a grave estrés hídrico, y se espera que cientos de millones de personas permanezcan sin acceso a agua potable segura y saneamiento básico. Es probable que el consiguiente aumento de la inseguridad hídrica multiplique el riesgo de conflictos, y la subida de los precios de los alimentos provocada por las sequías podría reavivar conflictos latentes e impulsar migraciones.
Por lo tanto, existe una necesidad urgente de aumentar las inversiones públicas y privadas en el sector del agua. Como institución pública, el BEI desempeña un papel importante para ayudar a que se superen las barreras que obstaculizan la inversión y garantizar que los proyectos que financia sean los más adecuados para abordar las deficiencias del mercado y paliar las brechas de inversión.
El documento relativo a las últimas orientaciones del BEI sobre el sector del agua confirma la necesidad de fortalecer la seguridad del agua en todo el mundo en un momento en que este está sufriendo cambios climáticos. Además, reconoce el impacto significativo de los proyectos hídricos y el papel estratégico que puede desempeñar el sector en la mitigación de los impactos adversos del cambio climático, en particular en la adaptación y la sostenibilidad ambiental.